Desde que en 1945 se llevó a cabo el primer ensayo nuclear, se han realizado casi 2000 pruebas de este tipo. Si bien en aquel tiempo la posesión de armamento nuclear se consideraba muestra de sofisticación científica y poderío militar, sin prestar mucha atención a sus efectos devastadores para la vida humana, ni al peligro de las lluvias radiactivas derivadas de los ensayos en la atmósfera. Tanto la reflexión retrospectiva como la historia nos han mostrado los efectos trágicos y aterradores de los ensayos nucleares, especialmente cuando fallan las condiciones controladas, y más aún teniendo en cuenta que las armas atómicas contemporáneas son cada vez más poderosas y destructivas.