Unos 225 millones de mujeres que no desean quedarse embarazadas no utilizan métodos contraceptivos seguros y efectivos. Las causas van desde la falta de acceso a información o servicios, hasta la ausencia de apoyo de sus parejas o comunidades. La mayoría de estas mujeres viven en 69 de los países más pobres del planeta. El acceso voluntario a métodos seguros de planificación familiar es un derecho humano, clave para alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Asimismo, es un elemento vital para erradicar la pobreza. Por otro lado, las inversiones en planificación familiar también generan beneficios económicos y de otro tipo, que contribuyen al desarrollo.
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